La lógica política exige que el partido que está en la oposición plantee alternativas reales, posibles y mejores que las aplicadas por el gobierno. Pero sobre todo, debe saber situar en el debate los problemas verdaderos de los ciudadanos y no limitarse a un "y tú más" con el único objetivo de salir al día siguiente en la prensa. Pudiendo ser esta la que la situación actual.
En tiempos de zozobra como los actuales, los ciudadanos necesitan más que nunca, verse identificados con políticos que crean capaces de coger el timón de sus administraciones y planteen abiertamente qué harían, cuándo y cómo, en momentos como los que vivimos, en los que muchos ciudadanos están sumidos en situaciones difíciles, acuciados por la lacra del paro o por la sombra de la pérdida de su empleo, los partidos que están en la oposición, no pueden recurrir a frases huecas, no deben esconderse bajo una retórica combativa y mostrar a la ciudadanía las soluciones que plantean, que no por duras o impopulares tienen necesariamente que ahuyentar a al votante. Ésta es la convicción que movía a nuestro ex presidente del gobierno Felipe González cuando en el acto celebrado en el Congreso de los diputados por el centenario de la toma del acta de diputado del fundador de nuestro partido Pablo Iglesias dijo: “Gobernar es tomar decisiones difíciles”. Por ello, a pesar del que el PP a nivel nacional está saboreando las mieles de un éxito anticipado por la melodía de las encuestas, olvidan de forma seguramente intencionada dar alternativas, lo que provoca que no puedan ser vistos como un partido de gobierno.
El PP olvida demasiadas veces que las elecciones se ganan en las urnas y que ya tuvieron sorpresas como la del año 1.993, su repetida soflama del milagro que obraron en la economía española, nace del uso de una memoria parcial muy propia del conservadurismo nacional que obvia que la recuperación, (no será un socialista quien hable de milagros), comenzó en los últimos años de gobierno de Felipe González, teniendo España una tasa de crecimiento positiva en el año 1996 con unos presupuestos aprobados por un gobierno socialista. El PP todavía no ha comentado su plan de gobierno salvo una “presunta” política de austeridad sin indicar de dónde reducir el gasto, el PP además critica la política de Zapatero como “impuesta” por Bruselas, como si la política que ellos aplicaron en su tiempo no hubiera sido impuesta por las condiciones para cumplir los criterios de Maastricht que nos permitieron incorporarnos a la moneda única. Por eso, seguramente, el PSOE con Zapatero volverá a ganar las elecciones, porque tiene en la oposición a un partido que sólo vive del error del gobierno, que no tiene propuestas, que sus líderes están más preocupados por la imagen que por los problemas verdaderos de los ciudadanos y sus proyectos para España siguen siendo desconocidos.
Firmado: Bartolomé Marín Romero.