Mirar el mapa autonómico español y verlo de
azul oscuro, muy oscuro, en tiempos de crisis se está demostrando
día tras día, con los globos sonda de la Señora Esperanza
Aguirre a favor de una enseñanza privada, los flirteos de la Señora Cospedal
con el copago sanitario predicado ya por el Señor
Varcárcel en Murcia antes de las Municipales, como la
antítesis de la Andalucía
verde olivo y socialista, nuestra tierra mil veces denostada por las regiones
“ricas” de España, cuyos gobiernos conservadores ahora aplican la
tijera con la alegría de quien cumple con sus principios ideológicos, se atreve
a presentar leyes como la del olivar en una época en la economía social está en
entredicho, en la que el principio de equidad muere pisoteado por las normas de
un mercado que genera cada vez más desprotección social.
El
29 del pasado mes de Septiembre, en el Parlamento de Andalucía, totalmente a
contra corriente de las decisiones en materia legislativa y
ejecutiva que se toman bajo el amparo de la actual crisis, se aprobó
la Ley del
Olivar, que tiene entre sus principios, la redistribución
de manera ASIMÉTRICA de los fondos públicos a favor
de los sectores de zonas desfavorecidas, plasmando este espíritu en
su artículo 16 como sigue: “ La Administración de la Junta de Andalucía prestará
una atención preferente a los olivares tradicionales en zonas con desventajas
naturales para que las explotaciones olivareras obtengan rentabilidad
económica, en aras del mantenimiento del cultivo, preservar la sostenibilidad
ambiental y social, y evitar la desertificación de los territorios”.
Y mientras tanto, el PP se abstenía;
el Partido Popular cuando se trata de aumentar la protección a los sectores
menos competitivos, medida la competencia exclusivamente en términos de
rentabilidad económica sin tener en cuenta la riqueza ambiental y cultural que
crean, siempre se abstiene en época electoral, porque sabe, que su discurso de
partido que se preocupa por los trabajadores choca frontalmente con su acción
de gobierno allí donde han mandado, y que su idea de economía social tiene el
estatus de Sociedad Anónima.
No hay Sociedad Anónima en el olivar
de sierra, y la riqueza generada por esta actividad sufre el problema atávico
de que si no se entiende desde la economía social, las externalidades a la que
está sujeta esta actividad, hacen que la rentabilidad puramente económica no
justifique el esfuerzo por conservarlo, por ello una Ley marcadamente
social encaminada a dignificar el trabajo del olivarero de
sierra y otorgarle el verdadero valor que tiene por crear una
riqueza medioambiental y cultural que queda fuera del actual
lenguaje de rentabilidad puramente económica, solo podía nacer de un gobierno
socialista como el de Griñán, dando una respuesta clara a cómo se entiende
desde el punto de vista de la izquierda el desarrollo económico, de cómo se
entiende la vertebración de la sociedad de abajo a arriba creando
leyes y normativas encaminadas a la protección de los que más la necesitan.
Firmado: Ejecutiva Local PSOE Villanueva de Córdoba.
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