viernes, 16 de julio de 2010

Falta de propuestas y el discurso del “vállase”


Estoy de acuerdo con Rubalcaba: el objetivo de Rajoy es, que “la crisis lo lleve en volandas a la Moncloa”. Sin más, sin que se le humedezca el traje ni por el sudor, ni por el esfuerzo de confrontar una sola propuesta. Alguien tan irresponsable e incapaz, no tendrá jamás la confianza de lo ciudadanos para gestionar, ni crisis, ni bonanzas. La altura de miras y el sentido de Estado que se le presuponen al líder del principal partido de la oposición, en él, son condiciones rebajadas a la mezquindad del que aprovecha la desesperación y la desgracia de millones de parados en beneficio propio.

Olvida Rajoy que la oposición debe servir para algo. En mi opinión, subjetiva, propia, parcial y socialista sirve para gobernar mañana. Y si no, ha de dar paso a otra opción que responda a ese objetivo. Afortunadamente, no sufrimos en nuestro país ningún régimen que impida el desarrollo de las distintas opciones políticas pero si una parálisis hipócrita e hiriente que hace peligrar el esqueleto institucional de país. Esa amenaza es culpa de la oposición del PP, que ni está ni se la espera en las cosas del comer. No basta con afirmar que no se está de acuerdo sino en representar una alternativa de gobierno, serio, solvente eficaz y justo. De otra manera, son un obstáculo para el avance del país que mantiene con su dinero la siesta política que disfrutan.

Una oposición democrática ha de ser creíble. La credibilidad es un valor político que cotiza a la baja. No es un problema exclusivo de la oposición pero que sea un mal compartido no justifica que quieran alcanzarse metas para las que no se han hecho méritos. Los méritos no se hacen solo señalando lo mal que va todo sino proponiendo recetas que sean mejores que las del gobierno, aunque se sepa positivamente que se condenan al fracaso. Asumir esta práctica política es empezar a garantizar un cambio de roles en el futuro. No vale solamente decir no, como hace el PP. Hay que explicar porque se dice no y, sobre todo, qué modelo se pretende instaurar en sustitución de lo malo. Lo otro no es creíble porque cambiar por cambiar no es garantía de cambio.

Una oposición democrática debe ser optimista. El diagnóstico de la realidad no puede invalidar la ambición de futuro. Un escenario negro, oscuro, triste, abocado a la desesperación, un ánimo catastrofista, que nos ubique al borde del abismo, no se salva por la mano redentora de la oposición que así describe el panorama. La oposición tiene que proclamar que hay remedio, que hay esperanza, que hay un camino y que hay que seguirlo. De lo contrario, lo único que ofrecería la oposición es un cambio de personas. Si el mundo es tan inhóspito, ¿cómo puede pretender quien lidera la oposición convencernos que todo mejora por su sola presencia?

Una oposición democrática tiene que ser sólida. Un proyecto personal es solo una ambición personal. Un proyecto político se sirve de las mejores personas para llevarlo acabo. Hay una diferencia sustancial entre una cosa y otra. La solidez no la dan los liderazgos que, en estos tiempos tan frívolos, recaen en cualquiera. Las ideas cuando están trabajadas, se interiorizan y al aplicarlas, poniendo toda la capacidad personal en el empeño, con los trabajos bien dispuestos y constantemente evaluados, construyen un modelo. Que la naturaleza de los comportamientos sea democrática y, por tanto, sujeta a cambio, surgido del acuerdo, del diálogo y hasta de la oportunidad política, no exime de la obligación fundamental de saber qué se propone y por qué y en que mejora y cuando la vida de la gente. Quien no sabe qué decir, sencillamente, no tiene que decir.

Una oposición democrática debe ser alternativa. Alternativa de gobierno. La aspiración de la oposición no es la permanencia. Se oponen al gobierno porque se creen honestamente mejores que el gobierno. Con credibilidad, optimismo, ideas y personas dispuestas a garantizar una gestión distinta a la que hay. La oposición tiene que tener aroma a gobierno. Si no lo tiene, mejor que cambie. Pero no todo vale para ser gobierno. No es útil apoyarse un una suma infinita de “noes”, en una cadencia de críticas sin alternativas, en una sucesión de personas cuya única conexión sea el no y la crítica. No todo suma. Y lo que no suma resta.


    Firmado: Francisco Manuel Delgado López

1 comentario:

  1. Querido paisano: Me ha gustado tu comentario, llevo pasando unos dias en Villanueva y precisamente iba a escribir sobre el asunto. Aunque trabajo en Córdoba, vengo siempre que puedo a nuestro pueblo y veo cómo se va consolidando el PP, no tanto por sus aciertos como por los errores que comete el psoe. Veo entre los jarotes hastío de PP pero no hay nada que ofrecer desde los otros partidos lo que dará lugar, si el tiempo no lo impide, a un nueva legislatura de PP. Creo que el PSOE ha cometido ya bastantes errores como para que siga en la senda de los equívocos. Ha llegado la hora de olvidarse, pero de verdad, no de boquilla, de enfrentamientos, con toda la gente que hablo me dicen que el PSOE tiene a la mejor gente para gobernar nuestro pueblo, pero que sus orgullos personales les impiden configurar una lista. No vale, en la situación actual, cualquier lista, no valen ya las caras, vale la experiencia, admiro a Daría lo que ha luchado por la parada del AVE, pero eso no la capacita para la gestión municipal, Josefina no está bien vista en el pueblo, pero su cargo de secretaria general la obliga a estar en la lista pero no encabezando, so precio de perder otras elecciones. Es hora de tirar de personas que tienen experiencia de gestión, que tienen buen curriculum formativo, es hora de olvidarse del orgullo y como dijo Felipe Gonzalez, militancia pura y dura, donde lo pongan a uno, pero que los directivos elijan a los mejores, los concejales actuales no pueden dejar ahora sus cargos, concejales que han estado anteriormente en el gobierno, Laly, Tolo, Pili, tienen experiencia y buena formación, ir haciendo una mezcla de experiencia de personas que han estado en el gobierno y en la oposición y sobre todo un programa realista. Personas como Francisco Manuel, que conocen a gente en otras administraciones, eso es lo que necesita Villanueva. Desgraciadamente, un equipo totalmente renovado no daría garantía de futuro, demostraría que las rencillas del psoe siguen vivas y lo que es peor, supondría unos años de parálisis para nuestro pueblo.

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