jueves, 15 de julio de 2010

La culpa es de Zapatero.


Lejos quedan aquellos días en que la afirmación justa de que la crisis que hoy vivimos nació en Estados Unidos era suficiente explicación para los que buscaban culpables y no soluciones, atrás  quedaron las críticas a un mundo financiero  totalmente desregularizado gracias a la pasividad de los estamentos económicos internacionales,  que haciendo dejación de sus funciones de control posibilitaron la especulación sin medida. Hoy en pleno debate del Estado de la Nación, el culpable es el gobierno, hoy en las calles,  la responsabilidad de todos nuestros males cae sobre los hombros de Zapatero.     

            Preferimos vernos como víctimas aunque nuestros  verdugos seamos nosotros mismos, siendo por ello la autocrítica  difícilmente asumible,  nos tranquiliza buscar culpables, primero el mundo financiero y sus “lobbies”, EEUU, el Gobierno de España con Zapatero a su cabeza, los políticos corruptos,  quizás en algún punto los empresarios explotadores, olvidando quizás de forma premeditada un dato relevante: el problema de España  como se ha demostrado no es una deuda pública que está 20 puntos por debajo de países como Alemania, y 40 por debajo de Italia,   el problema de España es su deuda privada, aquella en que hemos incurrido todos los ciudadanos por pretender vivir por encima de nuestras posibilidades, la creada por la teoría del señor   Álvarez Cascos  cuando preconizaba que la subida de los precios de las viviendas de forma exponencial era un símbolo de la salud de nuestra economía, “suben los precios porque hay gente con dinero para pagarlos”, ese era el principio que nos movía, principio que ha hecho endeudarnos de tal manera que ahora exista una gran  desconfianza sobre la capacidad del sector privado: empresarios, autónomos,  trabajadores, parados, de devolver el dinero prestado.

El que España sea el objetivo actual de las especulaciones bajistas de los mercados internacionales por lo tanto no es según los datos económicos,  por la mala administración  del gobierno, sino por la catastrófica gestión del sector privado.  Y aún así,  existen importantes conatos de Rebelión contra el gobierno por parte de de aquella  España  que siempre ha pretendido salvarnos huyendo  de la responsabilidad de sus decisiones, y que ahora  culpa a un Gobierno que ha hecho mejor los deberes que sus ciudadanos. Cierto es que muchos españoles pueden tener el sentimiento legítimo de sentirse víctimas de los mercados, pero si lo son, también lo son de  su avaricia, el “boom inmobiliario” hizo que muchas personas inexpertas quisieran hacerse ricas especulando en el mercado de la construcción,  muchos jóvenes decidieron dejar de estudiar ante los sueldos que podían ganar como albañiles,  ni a unos, ni a otros, el gobierno les obligó a tomar estas decisiones,  y aún así, los primeros culpan  a Zapatero de sus errores en materia económica, y otros de su escasa preparación para reintegrarse en un mercado laboral ahora muy selectivo.

 España  es un  país donde  empresarios que  declaran  niveles  de ingresos inferiores a los de sus trabajadores, se quejan de que el gobierno los asfixie a impuestos, donde el trabajador que se lamenta  de los míseros sueldos que recibe, se apunta al juego del trabajo en negro    que es lo que verdaderamente baja los salarios, un lugar donde el nivel de fraude fiscal es tan alarmante, que si se lograra reducir solo una tercera  parte, todas las subidas de impuestos, congelación de pensiones, y bajada de sueldo de los funcionarios que se ha visto obligado el gobierno a efectuar por la actual situación, no serían necesarias  para cumplir con los criterios de Europa, una tierra  donde la corrupción política se subsana con rogativas en las Iglesias por los políticos imputados y  cuatro años más  de mayoría absoluta, un país  en que el patriotismo de la oposición se mide por las veces que hacen campaña fuera de nuestras  fronteras en contra de los intereses de España, Un Estado de las Autonomías con 17 presidentes ávidos de rentabilizar los aciertos, pero con un sólo presidente nacional para asumir los errores,  un territorio donde  el  municipalismo  es ejercido casi con pretensiones independentistas en periodos de bonanza, con alcaldes que no dudan en atribuirse mérito, mientras que en épocas  de recesión piden mayor intervencionismo de Administraciones superiores, mientras  apuntan  responsabilidades a un Zapatero que parece  convertirse en alcalde circunstancial   de todo municipio  que atraviesa una situación precaria..  Esta es nuestra España,  pero tranquilícense,   ya que podemos abstraernos   momentáneamente de nuestra realidad   diciendo: “La culpa es de Zapatero”.


Firmado: Lali Cepas Rubio.

6 comentarios:

  1. Cuando Zapatero y Chaves alardeaban del pleno empleo ¿De quién era entonces la culpa? y..., hablando de autocrítica y de deuda, de la deuda de nuestra Mancomunidad, en la que se ha gastado mucho más de lo que se tenía...¿de quién es la culpa?

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  2. Hablando de autocrítica, queda prometido un artículo sobre el asunto de la deuda de la Mancomunidad, cuando quiera saber nuestra postura sobre algo, simplemente tiene que preguntar, en cuanto a lo del "pleno empleo", habría que saber diferenciar entre los objetivos políticos que se marcan atendiendo a una coyuntura puntual y la capacidad real de llegar a dichos fines en cualquier circunstancia, si usted pretende culpar al gobierno de las altas cifras de paro, hágalo, la muletilla "la culpa es de zapatero" funciona, pero si pretende hacer un análisis profundo, los responsables de las altas cifras de paro, no es del gobierno central al estar las competencias transferidas.

    Sin embargo, aceptando el hecho del discurso excesivamente optimista en una epoca con tasas de paro muy inferiores a las actuales, puede ser visto ahora como un error, pero aún así miremos lo siguiente, el gobierno inicia un cambio en la economía de España al intentar aprobar desde el 2008 una nueva Ley del Suelo que acabe con la atroz especulación inmobiliaria, el Ministerio de Industria inicia una fuerte inversión en el respaldo de nuevos sectores de negocio ligados a las tecnologías verdes, siendo hoy España referencia internacionalmente en este sector. El gobierno socialista ha hecho mucho por diversificar el mercado del trabajo, y aún se ha quedado corto, eso es cierto.

    Aceptemos el hecho de que el gobierno central no tiene la capacidad de influir directamente en la creación de empleo, aceptemos que esa responsabilidad recae en un gran porcentaje en el sector empresarial, Zapatero únicamente puede intentar dotar a la economía de la estabilidad política y legislativa necesaria para que los mercados se sientan seguros, y de manera indirecta arbitrar una serie de ayudas a sectores específicos. Y eso se ha hecho.

    Le voy a poner un ejemplo, usted quiere hacer una vivienda con todo en regla, y primero contrata a un arquitecto que le hace los planos, posteriormente a un albañil, pues de los planos a groso modo se encarga el gobierno en materia de economía, y los que verdaderamente construyen, los que en realidad crean empleo, son los empresarios, en nuestro ejemplo el albañil. ¿Pediría usted responsabilidad al arquitecto porque todo los azulejos del cuarto de baño se le hubieran caido?..

    Un saludo, y gracias por participar.

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  3. mismo ejemplo con una leve, pero importante variación: Si viene un terremoto -lo cual es el caso actual en nuestra economía- y la casa se cae al suelo. ¿De quien es la culpa, del albañil o del arquitecto que no reforzo esa casa para soportar seismos?
    Un saludo.

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  4. Su "variación" no es muy acertada, y le explico por qué: seguro que conoce que España se encuentra salvo una mínima parte de su territorio ( subplaca de Alborán) en terreno sísmicamente no activo, también sabe que la actividad de este tipo en Almeria, Granada, parte de Málaga es de baja magnitud, ya que rara vez superan los 5º Richter. Pues Bien, en su comparación de la actual crisis económica con un terremoto que ha sacudido toda la península, la culpa del desplome de los edificios no sería de los arquitectos, puesto que aún habiendo observado todas las normas de construcción más allá de lo exijido, si el cataclismo sísmico supera los ocho grados Richter todo se viene abajo en un territorio en el que dichos fenómenos no se han dado nunca. ¿Me sigue?

    Algo más sencillo, si tenemos en el ejemplo que el presidente del gobierno es el arquitecto de la economía, (que no es exactamente así), los modelos y legislación que tendría que obedecer para la construcción de edificios no estarían adaptados a la circunstancia que ha sobrevenido. Además está la circunstancia que un sismo de la magnitud necesaria para derribar todos los edificios nunca se dió en la España de las últimas siete décadas, por lo que la prevención ante esta posible circunstancia era nula. Espero que me haya entendido.

    Y finalmente la última aclaración: Al arquitecto en cuestión se le pueden echar en cara dos tipos de actuaciones, la prevención y posteriormente el modo de obrar después del cataclismo, hemos dicho que la prevención ante una circunstancia nueva es dificilmente posible, ya que vamos a ciegas, no conocemos los parámetros ni profundidad de nuestras actuaciones para revertir el daño, ni si cuando hayamos respondido generaremos segundas consecuencias adversas, por lo que nos queda sólo la crítica de la actuación sobre las circunstancias ya dadas, y ahí, en materia económica nos moveremos siempre en clave ideológica. ¿Qué es mejor, aumentar el gasto público para potenciar la economía o reducri el gasto? Eterno debate que haciendo caso a Keynes nos haria decantarnos por lo primero como en un tercer New Deal, y haciendo caso a Hugh reducir la presión fiscal y adelgazar el Estado. ¿Es capaz usted de manera razonablemente justificada de establecer responsabilidades sobre cuestiones de ideología?.

    Un saludo, y gracias por participar.

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  5. Me pide usted algo que es imposible. Establecer responsabilidades sobre cuestiones de ideología sería darme de frente con un conjunto rígido de ideas que difícilmente admite críticas, sugerencias o correcciones. Usted se va a legitimar a sí mismo promocionando creencias y valores afines a el partido, universalizará tales creencias para hacerlas más evidentes y aparentemente inevitables, denigrará las ideas que puedan desafiarlo o cuestionarlo, excluirá las formas contrarias de pensamiento y por supuesto oscurecerá la realidad social según su conveniencia para poder administrar sus visiones e interpretaciones.
    Evidentemente usted siempre va a legitimar el poder vigente, justificará la desigualdad, ocultará o confundirá la verdad para contribuir a los intereses del partido, en ese aspecto es lógico puesto que la política está relacionada con la lucha por adquirir y conservar el poder. Dicho esto, no quiero que lo vea como un ataque directo a su partido, sino que es perfectamente extrapolable a los demás, máxime PP y PNV.
    Por otro lado me cita usted a keynes y Roosevelt, sinceramente, me permito recordarle que vivimos en el año 2010, y esto - para bien y para mal - ha cambiado mucho.
    Lo que si me llama la atención es que me cite usted a Edward hugh, cuando leí recientemente que el economísta instaba a España a reducir los salarios un 20 % como medida principal para superar la crisis, pero en fin, tambien entiendo este " lógico despiste " por su parte, o igual no tocaba en el orden del día.
    Por último le diré que había un gran Jarote, Benito " albondiga " (D.E.P.), que definía a la perfección la política mediante un cuadro que había en su famoso bar. Dicho cuadro representaba una cochina dando de mamar a los lechones y una frase que decía algo parecido a esto: la gran cerda y los marranillos chupando de la teta.
    Esto me ha restado un cuarto de hora de mi tiempo y es algo que no hago habitualmente ya que dicho tiempo se lo dedico a las cosas que me preocupan o me divierten, y ésta no es ninguna de ellas.
    Sin acritud alguna por mi parte le deseo lo mejor en su blog.
    Un saludo. Fear of the Dark.

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  6. Hasta ahora intenté ser didáctico, sin entrar en errores de apreciación por su parte, intenté que la exposición sincera superara cualquier predisposición por mi parte por comentar sus errores de apreciación, pero, esta vez dejaré de serlo, ya que "el lógico despiste por su parte ya que no tocaba en el orden del día" es un insulto en toda regla.

    Bien, el despistado es usted, si se dedicara a la lectura comprensiva e intentara dejar a un lado la retaíla de prejuicios que le llevan a considerar que debo mentir por el simple hecho de defender una postura desde una ideología en concreto, se daría cuenta de que Hugh ha sido nombrado en el contexto que debía hacerse referencia a él: "¿Qué es mejor, aumentar el gasto público para potenciar la economía o reducri el gasto? Eterno debate que haciendo caso a Keynes nos haria decantarnos por lo primero como en un tercer New Deal, y haciendo caso a Hugh reducir la presión fiscal y adelgazar el Estado", si lee detenidamente de nuevo la frase, verá que se contraponen las ideas de Hugh (al que he hecho referencia por su actualidad, pero podría hablar de otros autores más pretéritos que hacen la misma defensa) con las de Keyness, luego sólo hay un fallo en este sentido, y es el suyo de apreciación.

    Sigamos... entiendo que desde el neoliberalismo se pretanda decir que no hay ideología detras de las políticas económicas, ya que así sólo queda la dictadura de los mercados, sin embargo permitame decirle que hoy, no hay nada más propio de la idelogía que la defensa de unas acciones que determinarán el reparto de riqueza. También entiendo que usted quiera desprestigiar la política, cuando es ésta la única que puede poner freno a las necesidades de los mercados, es usted un "economista tipo" de esos que sacan clonados las facultades que hacen de su religión el mercado mientras predican la no intromisión de la política en decisiones que nos afectan a todos.

    En cuanto a la pérdida de su tiempo, nadie le obligó, y esto lo digo en referencia al artículo que usted comenta, ya que se queja de acciones que usted ha decidido llevar a cabo sin la presión de nadie, de las cuales al haber obtenido un rédito nulo, pretende establecer la responsabilidad de su fracaso, en este caso expositivo al haber sido rebatido de forma lógica en cada una de sus apreciaciones ahora, y antes al haberle explicado lo erróneo de su ejemplo, a aquellos que no tienen ninguna responsabilidad en la toma de sus decisiones.

    Un saludo, y perdóneme, yo perdí diez minutos.

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