sábado, 1 de mayo de 2010

La unión en torno al 1º de Mayo, más necesaria que nunca.

     Corría el último cuarto del siglo XIX cuando, una huelga general ante el incumplimiento de los industriales de la época de la Ley Ingersoll, promulgada bajo el mandato del 18º presidente de EEUU Grover Cleveland (1886), y que establecía una jornada laboral máxima de ocho horas, llevó a una huelga general en mayo de 1889, cobrándose en Chicago la vida de varios policías al estallar una bomba, atentado por el cual fueron acusados sin pruebas los principales líderes sindicalistas y ejecutados al hallárseles culpables.

     Surgía así, tres años después de la instalación en el puerto de Nueva York de la estatua de la Libertad, la idea de conmemorar el día del trabajador el primero de mayo, como recuerdo de las primeras víctimas pertenecientes al movimiento obrero, a peteción de las asociaciones laboristas de Chicago en la Convención de la II Internacional de París de julio de 1889.

      El 1º de Mayo, hoy, más de ciento veinte años después, en una coyuntura como la que sufrimos, donde loa representantes del conservadurismo y liberalismo más rancio gritan por la supresión de los derechos laborales, adquiere de nuevo importancia; el principio expresado hasta la saciedad por nuestro presidente, Zapatero, de que "la solución a la crisis será  social o no será", tanto como su negativa rotunda a que esta crisis suponga la rebaja de los derechos del trabajador como piden los adalides del argumento de precariedad laboral a cambio de la promesa  de más puestos de trabajo, observan profundamente los principios de un socialismo que renueva en cada acción su compromiso con los más débiles, que construye a cada paso una España más social, y que entiende el 1º de Mayo como una celebración, pero más como una jornada reivindicativa.
   
  No es posible seguir asistiendo calladamente a los discursos de aquéllos que piden que los derechos laborales que tanto costó conquistar, sean lanzados a la hoguera del liberalismo salvaje, para que los que más ganan, sigan ganando  más a costa del sudor de los que quieren sacrificar, no podemos permitir que a principios del siglo XXI el trabajador vuelva a las condiciones de esclavitud de principios de siglo XX, bajo la excusa falaz  de los requerimientos del mercado, siendo por tanto necesario, utilizar este día para profundizar no ya en una conciencia de clase, principio que actualmente suena arcaico, pero sí para ahondar en la idea del interés común del trabajador, que por supuesto no pasa por el recorte de sus derechos.

     Más de un siglo y  cuarto después, el socialismo sigue siendo necesario, sigue siendo la única alternativa en la construcción de una sociedad más igualitaria, de una democracia para personas y no para capitales, por lo tanto considero necesario para  nuestro pueblo, que  los partidos de izquierdas se unieran en torno a esta fecha para reivindicar con fuerzas renovadas los principios que nos unen, dónde sin lugar a dudas debe tener cabida la memoria de la España trabajadora, bajo la reivindicación justa y necesaria de la derogación de la Ley de Amnistía de 1977.

                                             Firmado: Bartolomé Migallón.

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